Como ya dije hace unos días me tocaron tiempos de remover libros y reorganizar estanterías y ello me llevó a reencontrame con alguna de mis existencias, perdidas desde hacía años entre tanto papel ...
Y, de paso, retomé mi línea editorial, algo adormecida en los últimos meses.
Así, hoy traigo una de esas tontunas que me mucho me divertían cuando disponía de más tiempo libre del que dispuse en los años siguientes y - en este caso - debió divertirme muy mucho porque aparte de los amarillos que derivan de los años el libro en cuestión tiene ciertos deterioros ...
La edición original es de 1981 y el copyrigth y la impresión en castellano, de 1983...
El formato es A4 y tiene 190 páginas con varios "consejos" , "enseñanzas" o tips tan inútiles y tan útiles como derrotar a un vampiro, hacer feliz a una planta, embotellar una pera entera, colocar a los miembros de una orquesta, pelar cebollas sin lágrimas, cultivar una perla, hacer llover, identificar los héroes mitológicos, calcular la esperanza de vida, tener una audiencia con el papa ...hasta cientos ...
...que incluyen las instrucciones para construir y jugar unos cuantos juegos de mesa y toda clase de curiosidades ...
... y por supuesto, como sujetar un cocodrilo , conocimiento indispensable como todo el mundo sabe ...
y hablando de papeles, les muestro mis dos últimos ...
se trata de dos "piedras pintadas" que Martín cogió en la playa, a espaldas de su madre supongo que tienen una guerra permanente con las piedras : Martín recoge piedras que le gustan, que brillan o que le llaman la atención que al final acaban en mi casa porque su madre no se las deja en su habitación. Le gustan al punto que hace dos o tres años incluso montó su "propio negocio" de decoración de piedras : las recogía, las pintaba, les ponía precio y nos las vendía y además pretendía poner un puesto de venta de piedras aquí fuera ... de manera que cuando encontró estas ya "pintadas" creo yo que pensó en volver a su antiguo negocio...y lo cierto es que me costó quedármelas, creo que sólo el convencimiento de que su madre no se las dejaría en su casa hizo posible que me las dejara, compartiendo la propiedad, eso sí, siempre claro eso, son de los dos ...
Y son en realidad restos de viejas baldosas hidráulicas, convertidas en cantos rodados por las olas... me encantan ...