Marina, pese a su nombre, es una casita de tierra adentro. No es posible sentir desde aquí la brisa marina, pero se escuchan las campanas de Bastavales que se evocan a la entrada con la campanilla colgada de esa hermosa filigrana de forja.
Sin embargo nos refrescan las brisas del Rio Tinto, al pié de la primera fábrica de papel de esta parte del mundo.
La dirección está escrita en el buzón azul que es regalo de alguien: aquí no es necesario porque todos se conocen, de manera que pueden dejarse en la entrada, sin problemas, los paquetes que acaba de traer el cartero o la bicicleta…nadie robará nada.
También pueden olvidarse sobre el poyo de piedra un cestillo de rosas recién cortadas o el sombrero y las botas ….
hum....se adivinan maletas a través de la puerta abierta...alguien se va o alguien viene? Serán de Margarita...?
Por Favor que preciosa canción, que melancolía, algo se entiende sí, gracias Carmen por tu comentario y por haberme invitado a escucharla, es curioso,mucho las similitudes, coincidencias... Rosalía de Castro... saudades...
ResponderEliminarUn abrazo, tapatío